Plaza del Charco Puerto de la Cruz
Es el corazón del Puerto de La Cruz, su centro neurálgico, donde mejor se palpa la vibrante esencia de esta hoy cosmopolita y bulliciosa ciudad, que se empeña en mantener ese aire relajado de antaño. Un lugar al aire libre que, como en otrora, invita al cómodo descanso en sus bancos, cobijados bajo la sombra de las hermosas palmeras canarias y los exóticos laureles de indias, traídos de Cuba un día del año 1852, y que suscita reuniones y tertulias de residentes y visitantes.
Dependiendo de la época histórica y política, recibió diversos nombres, como Plaza de la Constitución, Plaza Real, o Plaza del Generalísimo Franco, en la época de la dictadura franquista que vivió España, hasta finalmente retornar a nuestros días con su nombre original. Sin embargo, a pesar de estos cambios de nombre, los habitantes del Puerto de la Cruz siempre se han referido a ella como la Plaza del Charco, aunque en ocasiones también era conocida como la Plaza del Charco de los Camarones, motivado a que antiguamente, según las mareas, las olas entraban por el muelle hasta la plaza, dejando numerosos charcos, y en ocasiones, eran rodeados con piedras para criar en ellos camarones o peces.
Esta hermosa plaza fue, y continúa siendo, testigo fiel y excepcional de innumerables historias; sitio de encuentro de amigos, políticos y familiares; y anfitriona de las grandes fiestas de la ciudad, desde hace más de un siglo. La Plaza del Charco es, indudablemente, uno de los puntos más importantes del Puerto de la Cruz por ser un símbolo de la vida cultural del municipio y en el que confluyen todos los caminos de la ciudad, sus ideas, todas las culturas que aquí hacen vida, y todas las emociones que dan sentido a su carácter cosmopolita.
No se tiene certeza de la fecha de su construcción pero, aunque desde antaño fue sitio de reunión, su función como plaza, propiamente dicho, comenzó en el siglo XVIII por la necesidad de un centro comercial, portuario y social, ante el incremento de edificaciones, realizándose la primera iniciativa de su acondicionamiento en 1835, la pavimentación de sus paseos en 1880 y la instalación de su pila en 1911, presidida de la imponente “ñamera”, otro de los símbolos más queridos del “puerto”, y que la acompaña desde hace más de un centenario. Un poco más adelante, se instala también un histórico quiosco de música que acogió innumerables actuaciones que amenizaban el entorno. Las profundas reformas que dan lugar a su imagen actual se culminan en 1993, realizadas manteniendo todos sus elementos tradicionales y conservando el entrañable Bar-Cafetería Dinámico, uno de los más populares de la ciudad.
La plaza dispone de quioscos de periódicos y golosinas, y el infaltable parque infantil para el disfrute de los más pequeños. Colmada de cafeterías y restaurantes a su alrededor, podrás degustar exquisitos platos de la gastronomía local, nacional e internacional. Cerca de ella también se encuentran diversos puntos de interés como el Museo Arqueológico o la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Además, al caer la noche, la Plaza del Charco, con su iluminación y variadas actuaciones musicales en directo, adquiere un ambiente distinto y especial, perfecto para tomar una copa o ir a cenar con tu pareja, familia o amigos, y divertirte hasta entradas horas de la noche. La Plaza del Charco es, probablemente, uno de los puntos donde más ambiente y animación encuentras durante un paseo nocturno por la ciudad.
La plaza posee unas características perfectas para albergar innumerables personas, por lo que suele ser uno de los puntos más concurridos en verbenas, festividades y todo tipo de eventos, como las Fiestas de la Virgen del Carmen, el Festival Mueca o el Carnaval del Puerto de la Cruz.