El Monumento Natural del Roque de Jama, es un espacio natural protegido y área de sensibilidad ecológica que abarca 94,1 hectáreas, de las que 74,5 pertenecen al municipio de Arona y el resto a San Miguel de Abona. Con una altura de aproximadamente 780 metros, se yergue orgulloso como el mayor Roque que existe en el Valle de San Lorenzo.
El Roque de Jama constituye una formación geomorfológica con un particular relieve de gran singularidad que lo transforma en un espacio representativo de gran belleza, además del alto interés científico y geológico, por la relación que guarda su origen con la formación de las zonas antiguas del Macizo de Adeje.
En su vegetación predomina un hábitat y ecosistema eminentemente rupícola (que viven en las rocas en un ambiente caracterizado por sus condiciones extremas, y cuyo denominador común es la falta de suelo). Alberga la especie cardonal-tabaiba en las zonas más bajas. En las paredes más abruptas hay presencia de sabinas, las cuales se localizan de manera puntual en lugares escarpados y coronando el Roque; también acebuches y espineros; y algunas especies muy interesantes como la bicacarera y la retama gris. Se encuentran además, algunas especies introducidas, como piteras y tuneras, muy abundantes en algunas partes de las laderas.
De su fauna vertebrada, la especie más destacada está representada por las aves, entre las que destacan la paloma bravía, el cernícalo vulgar y la lechuza común. También se encuentran varias especies de quirópteros, comúnmente conocidos como murciélagos, en las que el conocido popularmente como murciélago rabudo es la especie más relevante.
Alberga también, un importante conjunto de manifestaciones arqueológicas de gran interés patrimonial, formado por cuevas de habitación, fondos de cabaña, espacios donde se trabajaba la piedra con fines práctico (talleres líticos) y otros elementos arqueológicos en la superficie y además, varias estaciones de grabados rupestres.
El Roque de Jama, ofrece a los amantes del senderismo una gran diversidad natural, para disfrutar recorriendo sus abruptos senderos, con la maravillosa y serena contemplación de este “mundo” volcánico.