Nuestra Señora de la Peña

Es la iglesia más importante de la hermosa ciudad de Puerto de la Cruz; se encuentra ubicada en la Plaza de la Iglesia, en pleno centro peatonal de la ciudad, y que alberga en su interior un rico patrimonio artístico. Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.

Construida sobre los terrenos que ocupaba la ermita original, sus obras se llevaron a cabo gracias a las donaciones de los feligreses, aunque la burguesía comercial de la época jugó un importante papel en su financiación. Fue terminada en el año 1697, con el diseño tal y como lo conocemos hoy. Años más tarde, en 1898, se construyó la torre de estilo neogótico sustituyendo a la antigua fachada de dos pequeños balcones de tea. Posteriormente se le añadieron varias capillas aunque es de consideración que no guardan simetría entre sí.

Su estructura consta de una planta sencilla de forma rectangular con tres naves separadas por columnas del tipo toscano-romano y arquería de medio punto. Su cubierta interior es de madera, la cual ha sido construida con artesonados de clara influencia mudéjar.

La capilla mayor alberga una valiosa imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia la cual, desde 1621, ya se encontraba en la parroquia. El hermoso manto que la cubre fue un obsequio de la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes 1992 y entre cuyas obras figura “Un verano en Tenerife”. A su derecha se encuentra el retablo de los Mareantes, el cual fue costeado por el gremio de los marineros a principios del siglo XVIII. A la izquierda de la nave central se ubica la capilla del Gran Poder de Dios, en la cual se puede observar un valioso retablo de estilo neoclásico donde destacan los lienzos del pintor portuense Luis de la Cruz y Ríos, considerado en su época uno de los mejores miniaturistas de España. Estos lienzos rematan el retablo neoclásico de la capilla del Gran Poder.

También merecen especial mención, la Cruz, símbolo de la Ciudad, obra en madera forrada de plata que se encuentra en la sacristía; el retablo barroco del Sagrado Corazón, obsequio del comerciante irlandés Bernardo Valois; y las numerosas esculturas de los siglos XVII y XVIII, ejemplo de ellas lo representan la de María Magdalena o la de San Juan Evangelista; y el conjunto Nazareno, Cireneo y los ángeles, una obra canaria anónima de mediados del siglo XVII.

La iglesia guarda el mayor tesoro de los portuenses y fuente de su inagotable fe: La Imagen de la Virgen del Carmen. Una devoción que puedes casi palpar el día de la celebración de las fiestas en su honor, donde es cargada por los pescadores y arropada por miles de devotos y viajeros, que acompañan a la Virgen y a San Telmo en su procesión hasta llegar al muelle, donde las imágenes serán embarcadas para recorrer toda la costa del municipio. El resto del año permanece aquí, en esta iglesia, custodiada por el amor y la devoción de los portuenses.

También se encuentra en esta iglesia, la imagen del Gran Poder de Dios, otra de las imágenes más admiradas y veneradas de toda la isla de Tenerife.

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